Project Description

Se trata del jardín de una vivienda vacacional construida en los años 60s del siglo XX.
La zona en que se encuentra, junto a Playa Velilla, representa uno de los casos más característicos del proceso de urbanización reciente en la Costa Tropical granadina. Aquí conviven fragmentos de distintas unidades de paisaje, profundamente condicionadas por la marcada pendiente topográfica: las primeras viviendas vacacionales, construidas en los años 60s, exentas y de pequeña escala, con jardines aparatados; las grandes promociones hoteleras y edificios de apartamentos de años más recientes; espacios sin edificar, donde se conservan los vestigios de antiguas explotaciones agrícolas, algunos de los cuales han sido reforestados y, por último, una serie de espacios marginales conformados entre los límites de los anteriores, en taludes y zonas inaccesibles o no aptas para la urbanización, donde se produce una interesante convivencia entre especies vegetales autóctonas con otras introducidas y escapadas de los jardines. Es en estos «terrenos de nadie» donde se detecta una mayor densidad vegetal, propiciada por la humedad residual de los riegos de los jardines aledaños; aquí se desarrollan libremente Ficus elastica, Agave americana, Opuntia filifera, palmeras y trepadoras de distintos tipos, llegando a conformar grandes y coloridas masas vegetales que se convierten en algunos casos en protagonistas del paisaje, tal y como ocurre en la margen meridional de nuestra intervención.

La intervención paisajista abarca dos parcelas contiguas: una inferior, ocupada por una vivienda, y otra superior sin edificar.
La casa presenta una interesante arquitectura que podríamos encuadrar formalmente en el regionalismo andaluz o mediterráneo, tan de moda en la época, y recientemente ha sido objeto de una  actualización por parte del arquitecto José Manuel López Osorio.
El espacio exterior se organiza en varios niveles o paratas, adaptándose a la fuerte pendiente del terreno, con un diseño característico de los jardines de la época que combinaba praderas de césped, arriates y macizos de flores, trepadoras y composiciones de tiestos de cerámica. La organización espacial se ha conservado, aunque las plantaciones han sufrido importantes cambios. Del viejo jardín se conservan algunos ejemplares, siendo los más notables varios pies de Bougainvillea spectabilis e Hibiscus rosa-sinensis. Por lo demás, se ha reducido notablemente la variedad de especies presentes y se ha intervenido parcialmente en algunas zonas, plantando puntualmente sin un criterio de intervención de conjunto.
La parcela contigua, a una cota superior, se ha mantenido sin edificar hasta nuestros días, ocupada por una importante masa de vegetación donde conviven especies autóctonas tales como el palmito (Chamaerops humilis) o el lentisco (Pistacia lentiscus), con otras foráneas y naturalizadas, como Aeonium, Cereum, Acacia retinodes, Pandorea jasminoides, etc.

El proyecto de paisajismo propone dos estrategias distintas, en función de la zona de intervención. Por un lado, la actuación en el jardín busca recuperar el carácter típico y algo pintoresco de aquellos jardines costeros de los años 60s y de este jardín en particular, cuyo recuerdo aún pervive en la memoria de sus propietarios. Se mantienen los viejos ejemplares arbóreos y arbustivos conservados y se propone una nueva plantación, para la cual se selecciona un elenco de especies vegetales de moda en el momento de construcción del jardín y adaptadas a las condiciones actuales de la vivienda y a los criterios de sostenibilidad y ahorro de agua y energía. Entre las nuevas plantaciones se encuentran alineaciones de ave del paraíso (Strelitzia reginae) y macizos de xerófilas tapizantes (MesembryanthemumDelosperma, Dorotheanthus, Drosanthemun, Sedum, etc.) para los arriates más soleados, mientras que las zonas sombreadas y frescas acogen nuevos grupos de costilla de Adán (Monstera deliciosa), Clivia miniata, etc.
Para la parcela superior se propone mantener el carácter semi-silvestre que tiene actualmente, potenciando y densificando la vegetación, tanto autóctona como foránea. Para ello se contempla la plantación de varias especies arbustivas y arbóreas, con el fin de conseguir una mayor cobertura vegetal perenne que minimice las necesidades de mantenimiento, reduciendo los desbroces. Los bordes de la zona de intervención se plantan con trepadoras que traspasen los límites parcelarios y se fundan con la gran masa vegetal situada al sur, dándole continuidad a la intervención.