Project Description

Rehabilitación integral de un conjunto residencial.

El objetivo de esta intervención ha sido hacer la completa rehabilitación de un inmueble bajo unas condiciones bastante particulares: crear una vivienda, taller y estudio en lo que habían sido unas casas de propiedad estatal que se encontraban en estado de ruina, planteando un proyecto integral que habría de ejecutarse en régimen de autopromoción y, en gran medida, de autoconstrucción.

El conjunto en el que se interviene estaba formado por dos viviendas y otras dependencias anexas construidas en la primera mitad del siglo XX por la Fábrica de Pólvoras y Explosivos de Santa Bárbara, en Granada, dentro de sus programas de dotación de alojamientos para el personal militar o industrial. Estas muestran algunos rasgos propios de su promoción institucional, tanto funcionales como estilísticos y constructivos. Funcionalmente responden a un tipo edificatorio de viviendas pareadas, de las cuales perviven otros tres ejemplares coetáneos en la misma calle, fruto probablemente del mismo impulso constructivo por parte de la administración. Estilística y constructivamente su origen se hace patente en la fachada, de diseño relativamente elaborado con composiciones de ladrillo visto y mampostería bastante bien trabajadas que nos recuerdan a otros edificios institucionales e instalaciones ingenieriles de la época y que, en cierto modo, queda disociado del interior, cuyo carácter podemos considerar más popular.

El conjunto se compone de dos edificios de dos plantas de altura: uno principal, que da fachada a la vía pública y que contenía las dos viviendas propiamente dichas, y otro secundario, situado en la parte trasera y que albergaba cuadras y otras dependencias agropecuarias, aunque en algún momento acogió una tercera vivienda en su planta alta, modificando lo que habría sido probablemente un pajar. Entre estos edificios existe un patio que estaba originalmente dividido para uso de cada vivienda y que había sido parcialmente ocupado por varias estancias anexas.

El edificio principal tiene dos crujías con estructura portante de muros de carga y un pórtico central resuelto con pilares de ladrillo y cargaderos de madera, mientras que el secundario cuenta con una única crujía.

Los muros de carga son de fábrica mixta, combinando aparejos de ladrillo macizo visto y cajones de mampostería aglomerados con mortero de cal y tapia de distintos tipos. La cubierta es inclinada, con faldones a dos aguas y cubrición de teja cerámica soportados originalmente por entramado de rollizos de madera de chopo, al igual que el forjado de planta alta.

El conjunto se encontraba en estado de ruina tras décadas de abandono, presentando un amplio repertorio de las patologías habituales en este tipo de construcciones: daños generalizados en los muros de carga por la ascensión de la humedad del terreno por capilaridad, pérdida de revestimientos, desprendimientos, etc. Los daños más graves, no obstante, se debían al fallo estructural de los elementos de madera que había provocado el hundimiento de algunas cubiertas y forjados y el desplome de los muros de carga a causa de los empujes excesivos una vez que dejaron de funcionar los tirantes de las armaduras.

Además del propio paso del tiempo y la falta de mantenimiento, la construcción sufría también las consecuencias de distintos intentos de reparación parcial en el pasado mediante técnicas inadecuadas, que habían agravado muchos de estos problemas.

Como resultado de todo lo anterior, el conjunto se enfrentaba a la demolición inminente, bien a manos de su anterior propietario, el Estado, o bien a instancias de la administración local, por lo que la toma de contacto con el conjunto se hizo en un momento crítico. La complicada situación material y administrativa del conjunto, por tanto, requirió de una propuesta de intervención de urgencia para resolver los problemas más acuciantes y detener el proceso de ruina y la orden de derribo para, a continuación, redactar el proyecto de rehabilitación.

Con estas condiciones de partida se pone en marcha un proceso de recuperación basado en la autoconstrucción, como veíamos, por lo que una parte importante de las decisiones de proyecto y de la ejecución material, desde las demoliciones hasta la puesta en obra, debieron enfocarse en esta dirección, externalizando exclusivamente los trabajos indispensables. Así, los trabajos a acometer se han afrontado como una misión integral y personal, eliminando las barreras entre propietario, arquitecto, constructor y operario. Esto ha permitido, además, asumir la intervención como un laboratorio de rehabilitación, ingeniando, ensayando y poniendo a prueba distintas soluciones constructivas.

Una cuestión que ha facilitado esta forma de proceder ha sido la propia materialidad de la construcción preexistente, cuyos elementos (ladrillos, maderas, mampuestos, tejas, losas cerámicas, tapia) podían ser intervenidos de forma manual con relativa facilidad ya sea para retirarlos, transformarlos, rehabilitarlos o reutilizarlos, lo que ha permitido plantear gran parte de los trabajos bajo la premisa de que pudiesen ser ejecutados por una sola persona con herramientas sencillas.

Se ha realizado una intervención que podemos considerar, por un lado, muy conservadora y, por otro, personal y desacomplejada; profundamente respetuosa con la construcción preexistente tanto en su configuración espacial y estética como en la funcionalidad de los distintos elementos constructivos, primando los criterios de economía de recursos, sostenibilidad y reciclaje exhaustivo, considerando las demoliciones no como un procedimiento de destrucción y generación de residuos, sino de extracción y recuperación de materiales para reutilizar todos los recursos recuperables del edificio, desde las carpinterías, tejas y ladrillos hasta los clavos de hierro o el propio árido de las tapias demolidas, a la vez que se ha asumido con naturalidad la introducción de nuevos elementos de carácter heterogéneo (refuerzos estructurales metálicos, instalaciones, revestimientos, etc.).

Superficie construida: 350 m2.

Plazo de ejecución: 18 meses.

P.E.M.: 145.000 €.

Colaboradores:
– José Miguel Cabrera Villegas, arquitecto, Cálculo de estructura metálica e instalaciones.
– Cristóbal Rivas Rodríguez, arquitecto.

Empresa constructora: ARCOTECNI, Asesoramiento Técnico y Gestión Integral de Obras, S.L.